«Pensar antes de actuar para actuar sin tener que pensar», esta es una de las premisas de la técnica Mamet, pero que se puede aplicar a casi cualquier disciplina.
Vaya por delante que las opiniones que vierto aquí, aunque vayan bajo el epígrafe de «Cómo mejorar tus vídeos», no pretenden sentar cátedra. No me creo en posesión de la verdad y estoy realmente abierto a debatir todo lo que digo y más que dispuesto a cambiar de opinión, si aparece un argumento válido que me saque de mi error. Esto es más bien una forma de ordenar mis ideas, extraídas de mis propias experiencias, para asimilarlas mejor y aprender.
La planificación es algo fundamental en este oficio, le pese a quien le pese, porque en el audiovisual, el tiempo es dinero. Y cuanto menos tiempo se pierda, menos dinero despilfarramos.
Claro que las cosas, para hacerlas bien, requieren su tiempo. Pero el que necesitan: ni más, ni menos. Así que no me va eso de llegar a los sitios y ponerme a ver dónde pongo la cámara o qué plano tiro. Eso ya tengo que saberlo antes de llegar.
En un cortometraje, es algo obvio. A no ser que estemos haciendo un experimento a lo dogma 95, lo normal es que tengamos nuestro guión literario (en su cuarta o quinta versión), nuestro guión técnico (en su segunda o tercera versión, y esperando más anotaciones), un storyboard (si tenemos suerte) y unas órdenes del día bien organizadas, para que todo el mundo sepa cuándo se come el bocadillo y dónde vamos a grabar por la tarde.
Pero parece que cuando tenemos que grabar un spot de treinta segundos para Internet o un industrial de dos minutos de una fábrica de etiquetas, se nos olvidan todas esas cosas. Llegamos allí con la cámara y nos ponemos a grabar planos «que queden bien», y luego en la sala de montaje ya haremos algo coherente. Sin olvidar las aportaciones de última hora del cliente, que a veces son acertadas y otras veces… bueno, son otras. Esas aportaciones deben aparecer mucho antes de darle al rec.
Así que hay que tener reuniones previas, establecer qué se quiere comunicar, cuáles son las ideas fundamentales que deben aparecer en el vídeo, qué sentimientos queremos evocar, qué sensaciones, a través de qué historia, cuál será el motor que haga avanzar el mensaje… en definitiva, un briefing del que podamos extraer un primer borrador de guión y trabajar a partir de ahí.
En esencia:
1. Qué se quiere comunicar
2. Cómo queremos hacerlo
Deberíamos extraer las ideas fundamentales que deben aparecer en el vídeo, el mensaje en una sola frase. Pueden ser amistad, buen rollo, calidad, experiencia, dinamismo, juventud, etc… Y el mensaje puede ser desde «nuestro detergente lava más blanco» a «cada decisión que tomas es decisiva para tu futuro». Esto tiene que quedar muy claro desde el principio, porque será nuestra brújula durante todo el proceso. Siempre que tengamos dudas, miraremos esta brújula y decidiremos en función de ese mensaje y esas ideas. Así nunca nos perderemos.
En cuanto a cómo queremos comunicar nuestro mensaje, aquí debemos decidir qué tipo de vídeo queremos hacer: una ficción, una presentación, un reportaje… Y a partir de ahí, seguiremos concretando y eliminando posibilidades:
– ¿Cuánto va a durar?
– ¿Habrá presentador o voz en off?
– ¿Habrá actores o gente real?
– ¿Será una animación? ¿Será tradicional, stop motion, CGI…?
– ¿Tendrá banda sonora?
– ¿Habrá gráficos explicativos, motion graphics, elementos de diseño gráfico? ¿Quién los hará?
– ¿Se grabará en exteriores o en interiores? ¿Dónde?
Estas son sólo algunas preguntas, como veis, se trata de ir eliminando opciones hasta trazar unos límites que nos allanen el camino de la escritura del guión, para evitar el bloqueo del escritor, el pánico a la hoja en blanco. Los límites alimentan la creatividad, aunque pueda parecer lo contrario. De ahí que la planificación, el llegar a grabar con todo pensado, sea en realidad lo que nos permita ser flexibles y permeables a las aportaciones y adaptarnos a las sorpresas que puedan aparecer. Planificar nos permite improvisar mejor.
Una vez tengamos claro todo lo anterior, podremos escribir un guión literario donde aparezcan todas las acciones y líneas de texto (diálogos, si hay) de nuestro vídeo. Y luego podremos volver a escribirlo y a escribirlo otra vez. Hasta que estemos satisfechos (y nuestro cliente también). Esta fase durará según el presupuesto y el tiempo disponibles, claro.
Después podremos elaborar el guión técnico y, si tenemos suerte, el storyboard. Hay quien no hace uso de esta herramienta, pero en mi caso es fundamental, ya que mi mente funciona de manera muy visual. A menudo prefiero dibujar un plano en lugar de describirlo, pero es una cuestión personal. Cada uno debe utilizar las herramientas que crea conveniente. Eso sí: el guión técnico es imprescindible para planificar los días de grabación. Aunque sólo sea un día de grabación, o una mañana.
Esta promo de un gimnasio coruñés fue grabada en unas ocho horas (incluyendo la parada para comer): más de cincuenta planos y con aportaciones del cliente in situ. No hubiera podido hacerlo si no lo llevase todo muy pensado:
Insisto en que sólo es mi opinión, mi forma de trabajar. Y lo es porque la he elegido así. No es que no sea capaz de llegar a un sitio sin ninguna idea preconcebida, grabar, montar y que salga un vídeo decente. Es muy divertido y me encanta, pero eso lo dejo para cosas más personales. A nivel profesional, creo que hay que establecer un método, para ofrecer garantías y asegurar resultados. Porque eso también es un valor añadido.
Hay grandes directores, como Lars Von Trier o Bernardo Bertolucci, que hasta que no llegan al set, no saben dónde van a colocar la cámara. Su método es una búsqueda constante, persiguen la fugacidad del momento y la energía del presente. Sus trabajos son frescos y llenos de vida, pero incluso ellos han desarrollado un método para ello. Y para llegar a él, han ido desechando el resto, no es fruto del azar. Lars Von Trier empezó siendo un fanático del storyboard, pero decidió que no le servía. Bertolucci intenta soñar con los planos la noche anterior, y si no lo consigue, pasea por el set imaginándose las secuencias antes de que llegue el equipo.
Pero no todos somos Lars Von Trier o Bernardo Bertolucci… :D
Ver también: Cómo mejorar tus vídeos I: el guión.