Vaya por delante que no soy sociólogo ni publicista, pero sé leer y lo practico.
Los que me conocen saben que soy un defensor acérrimo de la igualdad entre sexos, pero que no me apunto a todo sin pensar. Me parece igual de mal el aprovechamiento político de la lucha por la igualdad, como lo absurdo del «todos y todas» o la imbecilidad de «yo ayudo en casa». En casa no se ayuda, se comparten tareas y responsabilidades, faltaría más.
A continuación unos vídeos de una campaña publicitaria argentina que me ha encantado:
La campaña me parece ingeniosa y muy simpática, igual que la de Heineken del armario lleno de zapatos para ellas y lleno de cervezas para ellos, o muchas de las de Axe, que se toman los tópicos sobre hombres y mujeres a coña. Me encanta el humor en la publicidad.
La diferencia es que a esta campaña no la ponen a parir los clubes de fútbol, la FIFA ni asociaciones de hombres que se sienten discriminados porque se da una imagen del sexo masculino como que sólo viven para el fútbol y que no entienden lo que es una relación de pareja.
¿Es la imagen de los hombres que se da en esta campaña? Sí. ¿Es un problema? Sólo para quien ya tenga un problema, porque esto se llama parodia. Y resulta que forma parte de un derecho fundamental: la libertad de expresión. Si en lugar de reírte y disfrutar del humor, prefieres ver una razón para montar gresca, el problema lo tienes tú.
Dejemos que sean los publicistas los que se autocensuren, que ya lo hacen bastante y son mayorcitos. Y dejemos que sean los espectadores los que decidan, que son mayorcitos también. La publicidad es un reflejo de la sociedad. Si queremos cambiar la publicidad, deberemos cambiar la sociedad.
Mientras no nos convirtamos en una sociedad responsable, no podremos evolucionar y dependeremos siempre de que Papá Estado nos diga qué podemos y qué no podemos hacer. Y una sociedad responsable se construye a base de ser personas responsables, una por una.
Además, el sentido del humor es síntoma de inteligencia.